Tuesday, March 21, 2006

Asturias, bella tierra.


Es uno de los lugares, en los que me he sentido mejor.
Su vegetación, sus casas, sus gentes...
En ese lugar, descubrí que aún existen las luciérnagas. Que el agua corre limpia por doquier.
Que hasta la última flor que encuentras por los caminos, no tiene nada que envidiar a las que hay en las mejores floristerías.
Caballos en libertad, dando de mamar a sus potrillos.
Mis hijos, conocieron allí lo que es ver salir los pollitos de los huevos y dieron de comer a un ternero. Y daban pan a una burra llamada Lola.
Como algo anecdótico os contaré algo sobre esa burra:
Por lo visto, su novio era un burrito del lugar, pero era más bajito que ella. Así que cuando el burro quería montar a Lola, los vecinos tenían que sujetar al burro, para que pudiera montarla y no se cayera durante el acto, jejej...
Y la señora que nos alquilaba la casa rural, Agustina, ya es como de la familia. Mis hijos la llaman, la abuela de Asturias.
Había momentos, que subiendo los prados, llegabas a un punto desde el cual tus ojos no podían abarcar todo lo que desde allí se podía divisar.
Intentaba plasmar aquella belleza con mi cámara de fotos, pero me parecía imposible captar toda esa maravilla. Y mucho menos, poder guardar en una instantánea, la sensación de inmensidad que percibía por todos y cada uno de los poros de mi piel.


Fotografía realizada por mí,
en Asturias, en el 2004.

1 comment:

Anonymous said...

CUANTO ME GUSTARIA VERTE DE UNA VEZ POR TODAS DE VERDAD FELIZ.LO DESEO DE TODO CORAZÓN PORQUÉ TE QUIERO COMO UNA HERMANA.Y ESTOS DIAS CUANDO VAYA A CANTABRIA Y ASTURIAS INTENTARÉ VER TAMBIEN LAS LUCIERNAGAS,PUES YA SABES QUE YO TAMBIEN NECESITO VERLAS.
MARIALE