Sunday, April 23, 2006

Creadora de sentimientos.



Lo cierto, es que me llego a imaginar este mundo sin muchas de las comodidades de las que disfrutamos.
Pero, no me llego a imaginar un mundo sin música, aunque parezca algo raro.
Desde que tengo conciencia, estoy rodeada de ella .
Recuerdo, que cuando era niña, le quité a mi abuelo un transistor pequeño que tenía. Él lo utilizaba para escuchar el fútbol y yo pensaba que aquello era desperdiciar aquel aparato. Al final, lo dió por perdido y yo callada, asumí que me lo podría quedar. Al fín y al cabo, no pareció echarlo demasiado en falta.
Yo, me lo colocaba bajo la almohada y poder escuchar la música, estando acostada en mi cama durante las noches.
A lo largo de toda mi vida, me ha acompañado, como una compañera infatigable y persistente.
Cuando me compraba algo nuevo de música, lo primero que hacía al llegar a casa, era ponerlo y escuchar con todos mis sentidos.
Cuando alguna canción o música me gusta mucho, se me llegan a erizar todos los poros de mi cuerpo. Y hasta parece, que me transportara a los lugares, que esa música me inspira.
Hoy en día, creo que no he llegado a pasar un sólo día, sin llegar a escuchar algo de música en algún momento del día.
Por la mañana, lo primero que hago, es ponerme la música en el ordenador que tengo en la planta alta de casa.
Si me bajo a la otra planta, pongo el DVD o el reproductor de MP3 que tengo en la cocina.
Si entro a la ducha, tengo una de esas radios/ducha.
Cuando voy en el coche, enciendo la radio y busco la música que más me guste.
En el trabajo, me pongo música en el ordenador. Y por si faltara poco, me compré un MP3 portátil, para cuando esté en la calle o bien para llevar música a todas partes.
Para mí, el escuchar una canción o música nueva y que me evoque buenas vibraciones, es como abrir un gran regalo.
La música. Mi eterna compañera.

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