
Creo que a nadie nos gusta realmente, estar solos.
Mucha gente dice que si que les gusta, pero creo que esas personas, se refieren a que les gusta tener momentos determinados de soledad.
Piensa. Nos rodeamos de personas o cosas, que no nos hagan sentir que estamos solos.
Nos acompañamos de gente y cuando esto no nos es posible... buscamos cosas que ocupen el lugar de la sensación de soledad.
Ponemos la televisión para verla o bien, para oir su murmullo de fondo y que nos dé la sensación de que no hay tanto silencio en casa.
Escuchamos música, que nos evada.
Llamamos por teléfono a algún amigo, para notarles algo más cercanos y viceversa.
Decidimos visitar a alguien y escucharles, mientras saboreamos un café.
Enviamos mails y deseamos tener una pronta repuesta, que nos demuestre que somos escuchados.
Necesitamos el contacto piel con piel. Abrazar a nuestros seres queridos, a nuestros hijos, a nuestros padres, amigos y amigas especiales...
Incluso, las aficiones que todos solemos tener, por muy individuales que parezcan... todas al final, pasan por ser compartidas con alguien. Bien porque necesitamos a más gente para hacerlas o bien, porque queremos compartir con alguien, el resultado o efecto de dichas aficiones.
O si no, piensa si te gustaría realmente... estar totalmente a solas. Creo que si eres de los que créen que la soledad es buena, cambiarás de opinión, si piensas en todas estas cosas con detenimiento.
Una cosa, es tener tu momento necesario de soledad o intimidad.
Pero yo me refiero, a lo malo que es la soledad no elegida o escogida.
Esa jodida soledad... yo no la quiero ni para mí ni para los míos.






